¿Todavía hace un poco de frío? ¡Pues calentaos mutuamente con estos consejos para los preliminares!

¡El sol de primavera por fin vuelve a hacer acto de presencia! A nuestro alrededor vemos que la gente se atreve a volver a mostrar algo de piel desnuda, lo que sin duda estimula nuestra libido. Aun así, no pasa absolutamente nada si necesitas un poco de ayuda para ponerte en marcha. ¡Qué mejor manera de entrar en calor que con un poco de preliminares! ¡Por lo tanto, aprovecha los siguientes consejos!

Para establecer el tono…

Los preliminares pueden comenzar mucho antes de entrar en el dormitorio. Muestra que estás a tono buscando un poco más de contacto o enviando mensajes provocadores. Un par de indirectas sutiles durante el día son suficientes para ir creando algo de tensión.

Asegúrate de que tú y tu entorno estéis limpios y ordenados. Lo último que quieres es que tu pareja tropiece con una pila de ropa perdida o se distraiga por un olor desagradable. Esfuérzate por crear un ambiente romántico poniendo música agradable y encendiendo velas.

La ropa adecuada también puede ayudar a avivar el impulso sexual del otro. Por ejemplo, muéstrale fugazmente a tu pareja esa lencería sexy que llevas debajo de tu ropa. Es la manera perfecta de provocarle 😉

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Un juego desafiante

¡No te quites toda la ropa de inmediato! De lo que realmente tratan los preliminares es de ir subiendo de nivel gradualmente. Una forma de conseguirlo consiste en dar pequeños besos por aquí y por allá, pero sin besaros de forma intensa. Precisamente el hecho de que no os dejéis hacer lo que realmente queréis provoca que os excitéis aún más.

Las zonas erógenas son especialmente adecuadas en este sentido. Puedes excitar a tu pareja apretándole el muslo, chupando suavemente su cuello o frotando alrededor de los genitales, por ejemplo. Simplemente ten cuidado de no ir demasiado lejos, algunas personas aguantan más que otras. Si tu pareja alcanza su punto máximo antes de que hayáis comenzado realmente, sería una lástima.

“Deja que tus manos hablen la mayor parte del tiempo”.

Hablar sucio también puede ser un valor añadido. Susurra al oído de tu pareja lo que quieres hacer y deja que tu cálido aliento toque su cuello. Pero ten cuidado de no hablar demasiado ni de soltar clichés tontos. Eso probablemente solo os distraerá. Es mejor dejarse llevar por el momento y actuar en consecuencia que forzarlo.

¡Sube la temperatura!

¿Los suaves besos y caricias te parecen un poco demasiado “vainilla”? Pues muérdele el hombro a tu pareja o dale una buena palmadita en el trasero. Pásale las uñas por la espalda y déjale algunas marcas. ¡A veces, un poco de dolor hace que el placer sea aún más intenso!

También podéis optar por alternaros el papel principal. Dale el control a tu pareja y observa dónde terminas 😉 Por supuesto, después de hablarlo, también podéis considerar un planteamiento más picante, por ejemplo, dividiendo los roles de dom (dominante) y sub (sumiso).

Hay varios juguetes que pueden hacer que los preliminares sean aún más excitantes. ¡Déjate mimar, por ejemplo, por un huevo vibrador con control remoto o toma las riendas con un estimulador!

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¿Alguna vez has oído hablar de jugar con la temperatura? Con unas gotas de aceite caliente de una vela de masaje podrás sorprender gratamente a tu pareja. O ponte un cubito de hielo en la boca y ve dejando un rastro de besos helados.

Quizá prefieras mimar a tu media naranja con un masaje sensual. El aceite de masaje está disponible en todo tipo de deliciosos aromas e incluso sabores. Como guinda del pastel, añade una cucharada de nata montada encima y tendrás un delicioso postre.

Por último…

Si uno de los dos no tiene ganas o simplemente no puede hacerlo, no pasa nada. Todas las personas son distintas. Por lo tanto, los momentos y las circunstancias en las que nos excitamos también pueden ser ligeramente diferentes. En última instancia, se trata de ayudarnos unos a otros.

¿Cómo os ponéis a tono realmente tú y tu pareja? ¡Nos encantaría leerlo en los comentarios!